Wednesday, April 6, 2011

Libre Mercado y Especialización: Donde quedó la Agenda Complementaria?

En días pasados las noticias sobre el libre comercio en el hemisferio occidental han removido el polvo sobre antiguos volúmenes que hablan sobre eliminación de aranceles de importación y reducción de subsidios y que adicionalmente tratarían de establecer las reglas en base a las cuales se regirían bilateral o multilateralmente las naciones con respecto al comercio internacional entre las unas y las otras.

Estos textos son llamados Tratados de Libre Comercio, o como les han preferido denominar nuestros amigos norteamericanos, Tratados de Promoción Comercial, para evitar verse estigmatizados por sus organizaciones sociales (léase sindicatos y ambientalistas) como despiadados libertarios sin corazón que no quieren ni a sus propios hijos.

Uno de los Tratados de Promoción Comercial, sobre el cual escribo aquí (evitando pronunciar las letras TLC para no invocar al diablo) y que está pendientes de ratificación por el congreso (es decir la casa de representantes y el senado) de los Estados Unidos, es el firmado con Panamá en junio del 2007.

Este tratado, del que pocos panameños (y casi ningún diputado o funcionario del ejecutivo) y me atrevería a asegurar que casi ningún norteamericano (haciendo énfasis en su cuerpo legislativo) tienen conocimiento de fondo, es una herramienta que desde mi punto de vista pudiera ser utilizada por el gobierno panameño como un contrapeso a muchos de los flagelos que afectan a la sociedad panameña, especialmente a los sectores socio-económicos más inmersos en los fosos de la pobreza y con menos acceso a las vías de desarrollo educativo y profesional.

No obstante esto, y volviendo recordarle al lector que ni nuestros diputados ni nuestros funcionarios del ejecutivo entienden bien los desafíos que puede traer el libre comercio consigo, los mismos siguen adelantando negociaciones y esfuerzos de cabildeo para firmar o empujar ratificaciones de más Tratados de Libre Comercio o de Promoción Comercial, como quieran llamarse, sin tener en cuenta que esto no es una carrera de velocidad ni un juego de béisbol, en donde al final quien queda coronado campeón es quien llega más rápido a la meta o quien anota más carreras, lo que no entienden nuestros gobernantes y legisladores es que la carrera del libre comercio internacional es una carrera de resistencia, puesto que si nuestra economía no está preparada para sobrellevar los desafíos del libre comercio y de esta manera aprovechar sus ventajas, lo que se genera en efecto es lo que critica y pronostica la izquierda radical, y esto es que se va a castigar al productor, empresa y sector privado panameño en retorno de abrir las fronteras de nuestro país a productos y servicios extranjeros por el solo hecho de hacerlo, para no quedarnos atrás, y esto no lo resiste nuestra economía.

No quiero decir con lo que me permito escribir arriba, que el libre comercio no es una herramienta útil para incrementar los medios de producción de las naciones involucradas en él, ni mucho menos que es una idea del neoliberalismo despiadado y/o capitalismo desenfrenado como protestan nuestros queridos amigos de la siniestra extrema; lo que quiero acotar aquí es que sino preparamos bien el camino para el libre comercio entre Panamá y el resto de nuestros socios, a través de la educación y capacitación, los incentivos a la industria y la agricultura para modernizarse, la promoción de nuevas prácticas tecnológicas y una inversión (billonaria) gubernamental en infraestructura física y social necesaria para sostener y sustentar las políticas de libre mercado y comercio, entonces de nada nos valdrá archivar decenas de tratados de libre comercio y haber abierto nuestras fronteras a productos y servicios extranjeros, puesto que no veremos los beneficios del libre comercio materializarse, ya que se cancelarán en el corto plazo con los efectos negativos de la no preparación y falta de competitividad de nuestro sector privado.

Si el gobierno decide que no está dispuesto a hacer esta clase de compromiso frente a su país, entonces mi sugerencia sería que frenáramos el paso y que el ejecutivo tomara las medidas estratégicas para llegar al punto de preparación necesario, con una agenda complementaria cónsona con la apertura de mercados, de otra manera le sugiero al gobierno que tome la decisión altamente antipopular y posiblemente suicida de especializar al país de manera que en unos cuantos años podamos decir que somos una economía completamente abocada a los servicios y dejar la industria y la agricultura en un segundo plano, de las dos maneras creo que es razonable tomar estas cosas con más calma y repensar la estrategia de apertura del mercado Panameño, por que como me decía mi abuelo (q.e.p.d) el apuro trae cansancio y con el cansancio viene la awebasón y es en esta que está el peligro!